¡Cuando nos hicimos libres!

El ser humano se diferencia del resto de animales por su libre albedrío, es decir, por su capacidad para decidir. Mientras los animales actúan por instinto, nosotros somos capaces de ir más allá y plantearnos nuevas respuestas a los estímulos externos. Pero ¿somos realmente libres? Y en ese caso, ¿cómo apareció el libre albedrío y qué consecuencias ha tenido para el hombre? Al igual que el lenguaje o el dinero, la libertad es una creación exclusivamente humana, que ha evolucionado junto con el hombre. Gracias a la aparición del lenguaje, nuestro cerebro ha sido capaz de transformar la realidad física que nos rodea y crear una realidad mucho más compleja, un mundo en el que la comunicación tiene un papel fundamental. Lejos del resto de los animales, los seres humanos generan millones de ideas nuevas cada día. Aceptarlas o no constituye el mayor grado de humanidad de nuestra especie, ya que cada decisión supone un acto de libertad. Somos la única especie del planeta capaz de pensar en el control de la natalidad, de decidir si queremos tener hijos o no o qué profesión queremos desarrollar.

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Entrevista CON DANIEL DENNET
Daniel Dennet es profesor de Filosofia y director del centro de estudios cognitivos en la Tufts University. Reconocido filosofo, Dennet es un atento seguidor de los avances científicos; en sus libros y artículos trata temas diversos como el lenguaje, la consciencia o el libre albedrío.

PRIMER BLOQUE
Punset:
No dices que el libre albedrío sea una tontería para los humanos, sino que es real. ¿Es tan real como… el dinero?
Daniel:
Sí, tan real como el lenguaje, la música o el dinero. No es sólo una característica humana, exclusivamente biológica o fisiológica; existe también un factor cultural. Depende de la cultura que nos rodea, en la que vivimos cada día. Si esa cultura tiene algunas características, por las que pudiera estar en extinción, es posible que el mismo libre albedrío pudiera extinguirse; de la misma forma en que puede morirse un idioma, de la misma forma en que -en principio- el dinero podría desaparecer. Si la gente que lo usa dejara de creer en él, si el sistema de prácticas, de actividades y de intenciones que rodean al dinero de alguna manera se evaporara, esas monedas metálicas y de papel dejarían de tener valor.
Punset:
Esto es lo que distingue a tu postura de una aproximación digamos más convencional. Porque dices que el libre albedrío es una creación de los humanos, y si es de los humanos, es que no existió durante muchísimos años …
Daniel:
… incluso hay humanos que no han tenido libre albedrío, así es. De la misma manera en que hubo homínidos que no tuvieron lenguaje: eran animales. Nosotros somos animales pero con lenguaje. Y el lenguaje lo transforma todo. Pero no es solo eso. Dice Wittgenstein que “si un león pudiera hablar, no lo podríamos entender”; de acuerdo, pero yo creo que si un león pudiera hablar, sí que lo podríamos entender, pero ya no sería un león, y esa es una gran diferencia, una diferencia enorme. Hablando con él no podríamos aprender nada sobre los otros leones, porque él sería completamente diferente a los leones normales.
Punset:
El lenguaje como un medio para transmitir y transferir información.
Daniel:
Y no sólo para transferirla, sino para representarla para nuestro propio interés, para deleitarnos. Cuando hay lenguaje el mundo se duplica, hay muchísimas más cosas en él: las palabras, y los nombres, y los significados de los conceptos. Esto hace aumentar al mundo en un orden de magnitud. Cuando aquí, en Barcelona, una paloma encuentra unas migas en una hoja de diario, sus ojos pueden ver las palabras, pero eso no es parte de su mundo. Mientras que si una persona que puede leer ve el mismo diario que la paloma, recibe una gran cantidad de información extra con la que se puede hacer muchas cosas. Quizá a veces la información puede hacer daño, pero en definitiva transforma el mundo.
Punset:
Esto es fantástico.
SEGUNDO BLOQUE
Punset:
Está muy bien tener toda esta información, pero la mayor parte es equivocada o es irrelevante. ¿No hay un peligro, si no se intenta distinguir lo que está mal? En otras palabras: aparte del proceso de aprendizaje en los niños, ¿no debería haber una especie de proceso de “desaprendizaje”?
Daniel:
Sí, sí. Y esto se puede apreciar en cualquier ámbito, y en distintos grados. No hay nada más rígido que un científico que tiene que enfrentarse a una nueva teoría que no es la suya, o la de sus profesores, o su escuela. Es muy duro aceptar un punto de vista revolucionario. La gente se ciega por sus presuposiciones, sin embargo éstas son necesarias. Es un arma de doble filo: por una parte sin una teoría en la que apoyarnos, y sin un conjunto de conceptos claros y bien definidos se es completamente ciego a determinados aspectos del mundo, pero por la otra, ellos también ciegan parcialmente y se dejan de observar otros aspectos. El gran peligro es la gente que toda su vida, su vida cultural e intelectual, está dominada por una gran mentira: estos son los difíciles. Por supuesto hay muchísimas personas que son esclavas de una ideología, y que no se dan cuenta de que son ciegas a una gran cantidad de información.
Punset:
Pero seguramente tienes razón, en el sentido de que lo primero es aprender, incluso si aquello está equivocado, o es parcial…
Daniel:
Sí, porque al menos se tiene algo que corregir…
Punset:
Pero no hay que olvidar que hay que hacer correcciones, y sobre esto no hemos analizado lo que sucede en el mundo en la actualidad. Hay tanto que corregir, y sabemos tan poco. Incluso en el proceso de aprender, de hacer que la gente cambie de punto de vista… ¿hemos mejorado en esto?
Daniel:
El cambiar el punto de vista de la gente es algo muy difícil y por supuesto hay gente que dice que no es posible. Para mí este es uno de los aspectos centrales de mi profesión. Yo represento algunas ideas de las que se puede renegar o tener dudas, pero alguna gente simplemente las rechaza por completo diciendo que es imposible que sean correctas, y se niegan incluso a tomarlas en serio.
Punset:
A menudo me pregunto, cuando la gente habla del poder de las multinacionales, y de los agentes secretos y tal, me pregunto si el poder verdadero es ese al que tú te refieres: el de poder cambiar las ideas de las personas. ¿No es este un gran poder?
Daniel:
Yo creo que sí, porque todo el poder político y económico depende de la ideología de las personas que lo representan. Un dictador tiene poder no porque es personalmente fuerte, o porque tiene armas, sino porque está rodeado de gente que está dispuesta a obedecer sus órdenes. Si la gente le dice que no, entonces está perdido –en un momento. El mantener las presunciones, las presunciones comunes, es la clave del poder.
TERCER BLOQUE
Punset:
Cuando se analiza una comunidad de genes o células, se observa que estas comunidades consiguen encontrar un conjunto de reglas que les permiten adaptarse al nuevo entorno. Con el paso del tiempo, y tu experiencia, tienes más o menos fe en que como personas estemos a la altura de los genes y las células en este respecto?
Daniel:
Esto es como la cara de Jano, que tiene muchas perspectivas y facetas. Por una parte es estupendo que tengamos cien billones de células que pueden colaborar tan bien entre ellas que permiten que tengamos esta conversación. Es el logro increíble de un equipo. Por otra parte, si lo analizas bien, un cuerpo representa un fascismo sin piedad, es una dictadura del sistema, no hay un Gran Hermano ni un rey, pero sigue siendo un fascismo a nivel celular, y los renegados tienen un nombre, se les llama cáncer. Esos son los malos. Y cada ciudadano está completamente dedicado al Estado, que es el cuerpo. Esto es un modelo imperialista de sociedad. Como organización de la sociedad queremos algo menos estricto y más democrático que la organización de un organismo vivo. Un organismo está excesivamente controlado, no dejaría a las personas ningún tipo de control.
Punset:
Y la única forma de salir de esta lucha fascista que hay en nuestros cuerpos es probablemente la emergencia de la conciencia, o lo que algunos denominan el alma.
Daniel:
Ah, sí, el alma. Que no es más que otra colección de esas células robóticas organizadas de una cierta forma. Pero creo que la conciencia es una liberadora. Una vez más volvemos a la comunicación, porque cuando se tiene una cultura, que realmente depende del lenguaje –la complejidad de una cultura depende del lenguaje–, entonces por primera vez las personas tienen un punto de vista que hasta cierto punto es independiente de las ordenes darwinianas subyacentes, que son “multiplicarse o reproducirse”. Somos la única especie del planeta que podemos pensar sobre el control de la natalidad, que podemos decidir si queremos tener hijos o ser expertos en vino francés, o lo que sea.
Punset:
Pero, ¿quién decide? Quiero decir …
Daniel:
La persona decide. Y ¿qué es una persona? No sólo es un cuerpo, es un cuerpo que ha sido invadido por una cultura y por muchos patrones de tópicos culturales que se repiten y que se agrupan ellos mismos para crear una personalidad, una ideología y un conjunto de herramientas para pensar. Si fuéramos estrictamente un conjunto de herramientas para pensar seríamos completamente inútiles, seríamos…
Punset:
Menos que chimpancés…
Daniel:
Menos que chimpancés

Un pensamiento en “¡Cuando nos hicimos libres!

  1. Me ha parecido una entrada muy interesante, aunque en ciertos puntos complicada de entender. En conclusión he sacado que cuanta más información tenga el ser humano más libre será. Creo que las personas que esten sometidas a una dictadura ,a unos niveles extremos de pobreza…no son realmente libres porque no ven más allá de lo que tienen delante.

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